5 de octubre de 2014

CON TONO CUENTACUENTOS


Discúlpame de entrada por invitarme a pensar en algo que tú entiendes en soledad, pues, sin querer molestarte u ofender con mi espontánea compañía, pienso que un proceso, como cuando tú misma dices “estoy en mi proceso”, eso es una parte de tu naturaleza. Y tu naturaleza no deja de formar parte de la naturaleza de todo. Tu proceso no es una rígida planificación mental, no son pasos a seguir. Tu proceso es el desarrollarse de unas etapas que vas cubriendo no sólo con las cosas que eliges desde tu parte razonable: también salvas tu proceso con acontecimientos externos a tu plan, a tu estrategia, a tu manejo consciente. Un proceso no es una elucubración, pues también está pasando a tu alrededor. Tu proceso no sólo está pasando en tu cuerpo o en tu mente. También está pasando en el cuerpo y en la mente de la Naturaleza. Y es que ¿cómo podríamos vernos separados de algo de lo que formamos parte? No podemos, pienso. Así, todo lo que te está pasando por dentro también está pasando por fuera. Y esas cosas que pasan se influyen y se dan aliento, sin que tú lo sepas. Tu proceso es nuestro proceso. Tu proceso es mi proceso. Y sabe que, antes de saber nada, te me has dejado ver un poco, y lo que yo podía estar viendo como “mi proceso” ha dado un vuelco.

Sólo con tu presencia mi vida ha cambiado. Sólo con tu presencia encuentro en mi estómago nebulosas, espirales de bondad y agradecimiento. Galaxias de amor que se forman en mis entrañas, con tu sola presencia. Y ese arrebato lo noto en mí, pero eres tú quien me lo ha dado. Y con ese amor, ¿qué he de hacer, sino dártelo, para que todo lo que tengo por agradecer acabe cuajando en el mundo? Y esto es lo que pasa a formar parte de mi proceso: que mi proceso es el tuyo y el de quienes nos rodean. Y como yo quiero hechos buenos para mi proceso, como sé que TODO está en el mismo proceso, por esa ley que dices de los espejos, yo digo que a mi proceso le faltaba amor, y ahora te he encontrado. Ahora no voy a dejar que te me retires, que te acomodes o te duermas o desinfles. Porque eso es decepcionar al mundo. Traicionarlo.

A tu proceso le falta amor. A mi proceso, que se refleja en el tuyo para dar una idea del proceso que sigue el mundo, yo le doy amor. Es el único aliento de mi atrevimiento, la única razón que tengo, el amor. Y como me siento responsable de las nebulosas y galaxias de mi estómago, ahí llevas mi amor, disculpa si entra sin llamar, con zapatos embarrados, en tu proceso.

No juegues en solitario, te engañas, te encierras, sin motivo. Te segregas, inocentemente, dándole la espalda a la Naturaleza. Tu proceso es el suyo. Tu proceso es el mío. Y no niegues la bondad ni el agradecimiento. Los recibes porque los has hecho. Los recibes porque los has dado. Deben seguir circulando.

Si piensas que estoy equivocado, yo te voy a dar amor. Si no es el momento correcto, te voy a dar amor. Si no era tu idea, te doy amor. Si quieres preguntas, toma amor. Si esperas respuestas, amor. Es amor y es ahora. Cuando el mundo está fértil, cuando el mundo tiene ganas de celebrarse, nos da y nos pide amor. Y no podemos fallarle, pues nos estaríamos fallando a nosotros mismos. Y ya está bien de dolores y abismos. Descansa. Ya está bien de silenciosas poesías. Escúchame y escucha a tu momento de ahora. La vida es una y es ahora. Y ahora, con todo el presente pasando ante nuestros ojos, ahora no hace más que pasar amor. Y si te resulta extraño, es amor. Si no estabas preparada, es amor. Si lo valoras en silencio para celebrarlo en voz alta, es amor. Y el mundo crece, y el alma se nos ensancha. Te lo he dicho en cuanto lo he sabido, escrito como estaba en el centro de mis galaxias, y no es importante que mires para otro lado. El amor es amor frente a frente, el amor es amor cuando está de espaldas, de perfil y de tres cuartos. El amor es amor cuando se te desnuda, delante de la gente. El amor es amor cuando se te esconde, travieso.

El amor está escrito aquí. Está escrito en ti y en mi. El amor está en la naturaleza que nos contiene, y en los márgenes, y en las luces y en las sombras, y más allá de las fronteras que le inventemos.

Ei, ven, amor.

¿Me ves? ¿Me escuchas?

Estoy aquí.


En tu naturaleza.




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