3 de octubre de 2014

GAZPACHO LIVIANA

Cada vez que empiezas a reírte y hacer bromas porque, en realidad, no quieres encajar lo maravillosas que te parecen las barbaridades que te digo alrededor de lo que siento, cuando con liviana alevosía te da por ponerte niña niña, cada vez que te hago muestrario de mi arrebatada franqueza, hay siempre un segundo en que nos miramos con una cierta dulce intensidad y sonriendo, a los ojos.

Durante ese segundo interminable y fugaz no dejo de saber que se están moviendo todos tus líquidos y convicciones, como cuando acabamos de sacar la batidora del gazpacho.

Durante ese segundo no hago más que desear cogerte en brazos delante de la gente y llenarte la cara de besos, mientras te doy de mamar de la teta que no tengo.




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