25 de enero de 2015

DE BAR 3

Entro,
veo el plan y reboto pafuera. Después
a cuatro pasos a mi espalda
en mitad del frío de la calle vacía
me llamas,
que no te había visto,
y me dices te digo qué haces,
nos intercambiamos las consabidas
elusiones y sonrisas de nuestros
cinco minutitos al año.

Más guapa y más grande cada vez
me estaba yo diciendo cuando
en un suspiro
con la izquierda te lanzas no sé
a arreglarme las arrugas del gorro. Entonces
se me han quitado de pronto
las ganas de intentar hablarte,
las ganas de saber
quiénes somos frente a frente
qué estaremos echando en falta
cuando nos damos la espalda.

Has acabado con tu inconsciente caricia
y a mí se me han derramado las fuerzas
para serte guapo.

Y me digo
una más
una vez más
asomada a tu balcón dejando escapar
invisibles inadvertidos
cariños de fuego amigo temerario
sin tener que cruzar la calle.

Sigo
por mi parte
tontamente fuerte
adornándome canciones
afilando cuchillos
jugueteando dentelladas
dando lustre
tensión y brillo
a mi látigo de seda.




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