19 de julio de 2015

La insistente pregunta,

qué puedo darte, que no te pese,
me vino recolocando el ventilador. Había
comido apresuradamente,
y por no explicarlo todo, decir que
el estómago estaba raro, los vecinos,
con su música de
quiero estar contigo, con su música
de pagar la hipoteca en una noche loca,
y luego por la boca, weeee,
los vecinos, digo,
con sus cancioncillas de diles
lo que nos queremos, anda, no vaya a ser
que al amor se le olviden
nuestros labios, aunque
pamientras
pum chac-chac,
pum chac-chac,
pum chac-chac,
pum,
PERREA (2 veces),
los vecinos,
te digo,
digamos, difíciles
de aguantar. Complicados
para negociar un camino
hacia la cordura. Y yo,
(.........)
ahogado de ruido, yo,
aventurando las casas
que puede levantar tu alma, yo
jugando al atrevido
me digo le hago un pan,
y que me mastique,
sin más,
me digo la amo sin plan,
mirando la casa
que le tengo en el corazón,
sin pensar demasiado
en el espacio indescriptible
entre lo deseado y lo mordido. Debajo
de todo ese emborronárseme
la pregunta, tú, al otro lado del poema, yo,
en este lado invisible de mi piel,
la pregunta preguntando,
eché mano al bolsillo
y el bolígrafo era rojo.

Mi vida no da en el blanco,
mi vida es el hueco de un bronce
que retañe, y no quiero poner
flores extra en tu vida, no sirvo
para cantar en los coros, me
derrito con tus cosas normales y tus labios,
bueno, tus labios, a saber si entre ellos
debaten acerca de mi
pasión desubicada, a saber
si se curvan sin embozo
por mi furor inoportuno. Tus labios,
en sus cosas,
mayormente remolones,
no me dicen la suerte,
no me dicen ni qué lástima,
ni qué diablos,
ni qué leches.

Me he escapado
a dar una vuelta y vienen
negras tempestades
para los tiempos venideros, me parece.
Todo está oliendo a cerrado,
a podrido, antigualla, me parece.

Ya no.
Ya no son suficientes
los colores las creencias. No basta
con saber el peso el color
de lo que siento. Es
el tiempo de las herramientas. El cielo
encuentro descontrolado en ramajos
que entorpecen
tu respiración y la mía.

Y aunque yo sé
que es un tiempo estupendo
para amarnos, también aspira
a imponernos lutos por nuestra alegría.

Están poniendo en peligro de muerte
algo tuyo y algo mío. La gente
sale cada vez
más movida en las fotos, y yo
tengo que dibujar un abrazo,
yo tengo que leer
para acercarme a lo justo, y no caer
en el pónteme de cara, corazón,
y agotemos lo sencillo.

Todo es urgente.
No me termino de responder qué
puedo dar, mi vida,
qué puedo dar que no te pese.

Dime qué podemos
llevar con nosotros, aunque nos manche
dime si yo puedo llevar ésto, en lo que creo,
a pesar de que tú y yo sabemos
que lo normal le duele.

Dime qué podemos necesitar.
Tenemos que levantar algo
que no sabemos,
algo
que todo el mundo esperanzado
anhela y comprende.




Gràcia_19_7_2015

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